La Casa Encendida, Madrid (SP)
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Efectos especiales
Proyecto en colaboración con Axel Koschier, gracias a la beca BMUKK, Ministerio de Cultura de Austria.
Primer Premio, Generación 2011, Caja Madrid
2009/2011
Instalación. Videoproyección (HDV) en loop, pantalla plana con vídeo en loop (HDV), monitor Hantarex con vídeo en loop, madera. Dimensiones variables.
Belén Rodríguez y Axel Koschier vienen trabajando paralelamente en pos de objetivos concordantes o complementarios. Tanto la vallisoletana como el vienés han ideado diferentes estrategias formales valiéndose
de distintas técnicas entrecruzadas que tienen
en común el uso minimal y sofisticado pero artesanal de los nuevos medios de captación, reproducción y generación de imágenes, sobre todo de las máquinas y sus posibilidades de ampliación en lo tridimensional.
El propósito que comparten muchos de los trabajos de ambos es redimensionar las nociones de espacio y tiempo; amplificarlas de modo artifical para ponerlas de relieve y hacerlas más ricas y evidentes ante nuestros sentidos, adocenados por la rutina y anestesiados por la catarata de imágenes preseleccionadas por los media.
Todo ello suele dar lugar a obras silenciosas que parten de lo corriente y lo cotidiano para, en olas sucesivas, alumbrar lo poético. Obras bastante abstractas y de profunda raíz conceptual que, no obstante, resultan sigilosa y ricamente expresivas y significantes.
En este sentido, conocemos a una Belén Rodríguez ampliadora de la noción de lo escultórico, con esa fotocopiadora cubierta de hilos rojos y azules que da a luz imperfectas hojas de cuaderno escolar, con aquella Simple animación donde el azar del aire hace de una bandera con estampado de cuadrícula una película sacando a la retícula el desplazamiento de su orden cartesiano, o con esa Línea del tiempo donde se establece una relación entre el ámbito simbólico de la medida del tiempo y el espacio durante un día y su representación realista.
Mientras, se ha podido ver a Koschier alterando
el curso de lo ordinario, lanzando confeti y petardos desde un tejado para crear fuegos artificiales a mano, trabajando sobre el espacio real de una habitación o una calle con reservas de luz mediante un software de retoque gráfico, presentando sus collages de fotos
de un recuadro de cielo cercano a un aeropuerto y las repeticiones y variaciones del paso de los aviones, o sus simulaciones de ruido blanco televisivo merced al escaneado de folios en blanco o de crucigramas.
Así pues, nada raro este tándem. Tras haberse
conocido en Berlín y Viena estudiando Bellas Artes, en 2009 obtienen una residencia conjunta en Japón. Durante esos seis meses surge el proyecto Efectos especiales, parte del cual constituye la construcción de esta estructura con videoinstalación premiada en Generación 2011.
Efectos especiales se origina en la captación perspicaz de lo cotidiano aprovechando el desplazamiento experiencial que supone un viaje a un contexto cultural tan chocante para los europeos como el japonés.
A partir de su desconexión con la rutina y del
consiguiente aumento de la atención sensible, han buscado y hallado sutiles revelaciones imprevistas en la luz o el sonido: sincronías, hermosas combinaciones, belleza casual... Maravillas que acostumbramos a pasar por alto.
Así, apoyados en el humor y la perplejidad, siempre arrebatados, ambos regresan a algo habitual en su labor individual: la yuxtaposición de la realidad y su representación mediante la reproducción, en
un desmontaje y vuelta a montar de aquélla de modo distinto al usual. Un trabajo conjunto en el que descubren de forma muy pura variaciones, anomalías y repliegues de tiempo y espacio, latidos que alteran nuestras nociones lineales y nos incitan a otra relación con el mundo.
Abel H. Pozuelo